El techo protector que cubría los mascarones se había incendiado antes de que se tomara esta fotografía en Febrero de 2001, lo que constituyó un acontecimiento desafortunado en la historia reciente de Acanceh. Foto de Joel Skidmore.



El sitio de Acanceh nunca estuvo "perdido," pues se trata de un poblado con ocupación ininterrumpida desde el período preclásico (alrededor del 300 A.C.) hasta nuestros días. El sitio es notable por la manera en que se han integrado el poblado moderno y los restos de su antiguo pasado. Por ejemplo, adyacente al antiguo templo prehispánico principal se halla una tienda de comestibles, una pastelería e inclusive un local de Alcohólicos Anónimos. Asimismo, en las propiedades privadas adyacentes al llamado Palacio de los Estucos es común ver ropa secándose al sol. Recientemente, se descubrió que el nombre mismo del poblado parece ser el mismo que el que tuvo en tiempos precolombinos, pues la lectura de un antiguo texto jeroglífico hallado en la zona hace alusión precisamente a este nombre maya, que se traduce como "Lamento de Venado."

La primera mención de Acanceh desde una perspectiva arqueológica se debe al fotógrafo-explorador francés Desiré Charnay, quien menciona estructuras construidas con bloques de piedra muy bien cortados y similares a los de otras edificaciones mayas de la zona. Los primeros trabajos arqueológicos que se llevaron a cabo en este viejo asentamiento los llevó a cabo otro fotógrafo-explorador: el austríaco Teobert Maler, quien consignó la existencia de un montículo de piedras sueltas en la plaza principal del poblado, bajo el cual halló los restos de cámaras techadas y de mascarones hechos de estuco. No obstante, Maler no consolidó el edificio. Es importante mencionar que Maler también fotografió los fascinantes relieves de estuco que dan su nombre a otra de las principales estructuras de Acanceh: el Palacio de los Estucos.

En 1933, el estudioso mexicano Miguel Ángel Fernández llevó a cabo trabajos en el sitio. Fernández consigna que la decoración que Maler había observado ya no existía para esas fechas. No obstante, usando los restos y guiándose por las fotografías de Maler, Fernández preparó un dibujo reconstructivo del edificio principal, antes de consolidarlo. Resultó que la construcción presentaba una configuración muy común en la arquitectura religiosa temprana (entre el preclásico tardío y el clásico temprano) del Petén y que se conoce con el nombre de pirámide radial. La planta de este tipo de edificaciones es cuadrada y presenta escalinatas orientadas a los cuatro puntos cardinales. Se deduce que las piedras sueltas de que hablaba Maler eran evidencia de al menos una etapa constructiva posterior, misma que alguna vez cubrió el edificio temprano que actualmente observa el visitante.

En fechas recientes, Acanceh fue el centro de un proyecto arqueológico considerable, dirigido por Beatriz Quintal. Este proyecto llevó a cabo excavaciones de gran escala en el Palacio de los Estucos, además de sacar a la luz una construcción piramidal muy importante, ubicada al Noreste de la bien conocida pirámide principal. Quizás el hallazgo más espectacular del proyecto de la arqueóloga Quintal fue el de cuatro espectaculares mascarones colosales de estuco, mismos que adornan las fachadas Oriente, Poniente y Norte del templo principal. A juzgar por el estilo de estos mascarones, es posible que el edificio se hubiera levantado en el preclásico tardío, lo que establecería que Acanceh ya era un importante centro urbano hace más de 2,000 años. El proyecto de la arqueóloga Quintal también contemplaba la elaboración de un mapeo general de la antigua población. Este esfuerzo de mapeo arrojó la existencia de un mínimo de 160 estructuras precolombinas que cubren una superficie de más de dos kilómetros cuadrados.



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