Un grupo internacional de expertos ha establecido que el gobernante maya Pakal vivió hasta los 80 años de edad, según se declara en las inscripciones jeroglíficas relacionadas con su tumba en Palenque, y no hasta la edad mucho menos avanzada respecto a la cual insistieron el descubridor de la tumba y sus asesores científicos (Ruz Lhuilller, 1977).

Vera Tiesler Blos, Profesora Investigadora en la Facultad de Ciencias Antropológicas en la Universidad Autónoma de Yucatán, reveló este dato en una entrevista con personal de la Dirección de Extensión de la Universidad Autónoma de Yucatán, difundida a su vez por la agencia de noticias Notimex, y publicada en Tabasco Hoy.

"Con la aplicación de nuevas técnicas utilizadas en bioarqueología logramos determinar que Pakal, quien según las inscripciones nació en el año 603 D.C., en realidad murió a una edad avanzada, que bien puede corresponder a la edad de 80 años que la epigrafía marca con el año de su deceso en 683 D.C.," le dijo Tiesler Blos al entrevistador.

Los datos se presentaron por vez primera al público interesado durante la 68° Reunión Anual de la Sociedad para Arqueología Americana, efectuada del 9 al 13 de abril de 2003 en Milwaukee, Wisconsin.

Casi desde el momento del descubrimiento de su magnífica tumba en 1952, la edad de K'inich Janahb' Pakal ha sido un tema de controversias. El arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier, quien encontró la cripta funeraria a gran profundidad debajo del Templo de las Inscripciones en Palenque, sostuvo que los huesos de Pakal eran los de un hombre de 40 o 50 años de edad. Las inscripciones, por otro lado, indicaron con claridad que Pakal había vivido hasta los 80 años y medio.
Templo de las Inscripciones

El proyecto de cuatro años de duración en arqueología biológica, que concluyó este año, se diseñó para analizar y volver a interpretar los restos de Pakal. Éstos se encontraron en un avanzado estado de deterioro en su sarcófago de piedra por debajo de su lápida esmeradamente esculpida. En el trabajo de los especialistas llevado a cabo en gran parte in situ, se aplicaron técnicas bioarqueológicas modernas con el fin de volver a evaluar los huesos del esqueleto y los restos orgánicos relacionados con Pakal, el más famoso de los gobernantes mayas, quien accedió al poder a los doce años de edad.

Además de Tiesler Blos, el equipo multidisciplinario estuvo integrado por Haydeé Orea y Arturo Romano del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); Carlos Serrano de la Universidad Nacional Autónoma de México; Jane Buikstra de la University of New Mexico, Douglas Price de la Madison University, George Milner de la Pennsylvania State University, Sam Stout de la Ohio State University, Samuel Tejeda del Instituto Nacional de Investigación Nuclear, Andrea Cucina de la Universidad Autónoma de Yucatán, e Iván Oliva y Patricia Quintana del Cinvestav-Mérida, entre otros.

Cabe hacer notar que la edad de Pakal en el momento de su muerte, si bien es extraordinaria para su época, tiene precedentes en los gobernantes de Palenque. El primer K'an Joy Chitam vivió hasta casi los 75 años de edad; y nuevas pruebas indican que el hijo de Pakal, K'inich K'an Joy Chitam II, sobrevivió a su cautiverio a los 66 años de edad hasta un decenio (David Stuart, 2003).

"Al comenzar el trabajo in situ en 1999, la nueva estimación de edad de Pakal no era inmediatamente aparente, porque el personaje no parecía muy viejo a primera vista," Tiesler Blos manifestó al cronista. "Tenía que haber gozado de condiciones de vida muy amenas. Su atrición dental reducida habla de una dieta que constaba de alimentos suaves, refinados y procesados."

Las investigaciones forenses no sólo reafirman la edad de Pakal, sino que confirman que él no padeció polidactilia ni pie zambo, como se había sugerido (Robertson, Scandizzo y Scandizzo, 1976). Por otro lado, el estudio reveló osteoporosis degenerativa acompañada de artritis de la columna vertebral. (La ocupante de la tumba adyacente, la denominada Reina Roja, también padeció osteoporosis. Véase La Reina Roja por Arnoldo González Cruz.) A pesar de esto, Pakal disfrutó de buena nutrición y de una vida sedentaria y sin complicaciones. Mediante análisis de isótopos pesados también se estableció que era oriundo de Palenque.

Después de su muerte, los restos de Pakal se embalsamaron con baños alternos de pigmento rojo y resina, que se han preservado como una gruesa capa de color rojo que todavía cubre el esqueleto. (La Reina Roja se denominó así debido a su capa de cinabrio.)

Al igual que la mayor parte de la población de Palenque, el cráneo de Pakal había sido deformado con tablas durante sus primeros años de vida. Sus dientes estaban decorados con símbolos Ik'.


Pakal, en la lápida de su sarcófago. Foto: Merle Greene Roberston.

El descubrimiento del sarcófago de un gobernante maya a una gran profundidad dentro del Templo de las Inscripciones en Palenque, es una de las grandes historias de la arqueología.

Alberto Ruz Lhuillier, director de investigación en Palenque del INAH, mucho tiempo atrás había luchado con un enigma que comprendía la pirámide. Nadie había sido capaz de explicar por qué una losa en el centro del piso del templo tenía varias perforaciones. Finalmente, Ruz notó que las paredes del templo continuaban por debajo del nivel del piso, y repentinamente se percató de que los antiguos mayas habían cerrado el acceso a una cámara que se encuentra por debajo. Luego de bajar con sogas la losa final a través de las perforaciones, hasta colocarla en su sitio, ellos habían ocluido los agujeros con tapones de piedra.

Ruz pasó cuatro temporadas excavando el piso del Templo de las Inscripciones. Fue un trabajo extenuante por las altas temperaturas, y peligroso. Por fin, durante el verano de 1952, Ruz alumbró con su linterna a través de una mirilla que sus trabajadores habían abierto en la piedra caliza. Más tarde describió lo que apareció ante sus ojos:

De las oscuras sombras surgió una visión de cuento de hadas, una vista fantástica y etérea de otro mundo. Parecía una gruta mágica esculpida en hielo, las paredes centelleaban y brillaban como cristales de nieve. Delicados festones de estalactitas colgaban como borlas de una cortina, y las estalagmitas en el piso parecían cera que gotea de un gran cirio. De hecho, daba la impresión de ser una capilla abandonada. A lo largo de las paredes marchaban figuras de estuco en bajo relieve. Entonces mis ojos vieron el suelo, ocupado casi en su totalidad por una gran losa de piedra esculpida, en perfecto estado. (Ruz Lhuillier, 1953b; traducción Mesoweb).

Por vez primera en más de mil años, ojos humanos volvieron a contemplar la gloriosa lápida esculpida del sarcófago de un gran gobernante de Palenque. El hecho de que la tumba perteneció a un gobernante importante estaba más allá de toda duda, al considerar su magnificencia. Toda la pirámide del Templo de las Inscripciones se había construido alrededor de ella. Pero una intrigante pregunta era: ¿quién podría ser ese gobernante?

A la sazón, los epigrafistas Heinrich Berlin, 1959) y George Kubler, 1969) identificaron los glifos del nombre del gobernante, así como las fechas de su nacimiento y muerte. David Kelley y Floyd Lounsbury analizaron las inscripciones que se encontraron en el Templo de las Inscripciones y establecieron que el ocupante del sarcófago se llamaba "Escudo", o Pakal (escrito originalmente Pacal; y después, a medida que progresó la comprensión de los glifos, vinieron las formas más completas Hanab-Pakal, y ahora K'inich Janahb' Pakal).

Pakal el Grande gobernó Palenque durante la mayor parte de los 80 años que vivió, y fue razonable concluir que él había construido el Templo de las Inscripciones como su propio monumento funeral. Pero a Ruz no le gustó el hecho de que los huesos encontrados en el sarcófago parecían pertenecer a un hombre unos 40 años más joven que Pakal en el momento de su muerte. Los estudios preliminares con base principalmente en el desgaste limitado de los dientes del esqueleto, indicaron que se trataba de un hombre de edad media.

Pero los epigrafistas habían establecido en definitiva las fechas del nacimiento y la muerte de Pakal. "El Señor Escudo Pacal era al decir de todos un hombre de lo más excepcional," escribieron Peter Mathews y Linda Schele en una presentación durante la Primera Mesa Redonda de Palenque efectuada en 1974. "Al parecer en el poder, al menos de nombre, a los doce y medio años de edad, gobernó durante casi 70 años. La suya fue una dominante influencia en Palenque, y sin duda él fue el hombre responsable de su repentino auge c. 9.10.0.0.0 como un importante sitio Clásico." Mathews y Schele no tenían duda de que el cuerpo encontrado en las profundidades del Templo de las Inscripciones era el de Pakal.

Aun así, continuaron las candentes controversias respecto a los datos epigráficos. En ocasiones se contemplaron como un conflicto entre investigación "científica" y "no científica", es decir, los métodos de antropólogos y científicos forenses en contraposición con los de epigrafistas.

Schele y Mathews respondieron como sigue en The Code of Kings: The Language of Seven Sacred Maya Temples and Tombs (1998):

Por nuestra parte, siempre hemos sostenido que la aritmética comprendida en el estudio de las fechas de las inscripciones de Hanab-Pakal es incontrovertible, sea que nuestras interpretaciones propuestas de sucesos específicos se refuten o no. Para evitar ambigüedad, los escribas de Palenque enlazaron el nacimiento, el ascenso al trono, y la muerte, de Hanab-Pakal, a la cuenta larga y a los sufijos k'atun ya nombrados que recurren sólo una vez cada 375 000 años. Y... enlazaron también sus fechas de nacimiento y de advenimiento al trono al final del primer piktun, que ocurrirá en 4772 D.C. De este modo, si van a cambiarse sus fechas, deben moverse al menos 375 000 años hacia el futuro.

O como Schele lo había planteado antes en Ancient Mesoamerica (1992):

El último argumento contra la cronología es que de alguna manera los epigrafistas no entienden lo que los mayas pretendieron decir — que por ejemplo, dos personas se están nombrando como una persona, que la historia es una invención, o que se había estado usando alguna manera especial de tratar sobre el tema del tiempo. Respecto a estas posibilidades, sólo puedo decir que cada una de estas propuestas exige que todas las fechas de inscripciones que utilizan los mismos sistemas de medir tiempo o glifos históricos deben desecharse con los datos de Palenque, incluso todo el conocimiento acerca de los mayas y el calendario mesoamericano en contextos precolombinos, coloniales y modernos. Esto incluye la totalidad de la "hipótesis histórica" de Tatiana Proskouriakoff, y todas las historias que se han publicado para todos los yacimientos mayas.

Schele y Mathews (1998:342, n. 24) también hicieron referencia a una comunicación personal efectuada en 1996 por Allen Christenson, un dentista que ha trabajado de manera extensa con el Smithsonian Institution en el análisis forense, de que: "el desgaste no es un factor en la dentición de la elite porque quienes pertenecían a ella probablemente consumían una dieta con más atole hervido, que causaba poco desgaste."

Y el arqueólogo Norman Hammond y Theya Molleson, una antropóloga física quien había trabajado en el proyecto Spitalfields en Londres en el cual entierros de hugonotes se verificaron contra los registros escritos de la edad de esas personas en el momento de la muerte, se citaron en el sentido de que: "las personas que sobreviven hasta una edad avanzada en cualquier población, naturalmente tienen 'huesos jóvenes' en comparación con sus contemporáneos. Estos sobrevivientes no envejecen con tanta rapidez como otros miembros de la misma población, de modo que podrían parecer más jóvenes a los antropólogos físicos que valoran su edad con base en restos de esqueletos" (Hammond y Molleson, 1994).

Hasta antes del estudio recién concluido, estos argumentos parecieron caer en oídos sordos. Incluso se propuso que por alguna razón inexplicable, se había enterrado a un hombre más joven en lugar de Pakal. Es grato tener por fin una respuesta adecuada para la pregunta de quién está enterrado en la tumba de Pakal.

Informado de los resultados preliminares que obtuvieron los bioarqueólogos, este reportero tuvo el privilegio de comunicar a David Schele, el esposo de la fallecida Linda Schele, que los expertos que habían apoyado la certidumbre de Ruz acerca del estimado de 40 a 50 años, ahora aceptaban la edad a la cual se llegó mediante epigrafía.



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