Templo central de una fila de siete templos, lado Este (posterior). Fotografía de Teobert Maler. |
La civilización que floreció durante 1,200 años en la antigua ciudad maya de Tikal (cuyo nombre original probablemente fue Mutaal o Yax Mutaal) desapareció hacia finales del Siglo IX D.C.
Si bien la población de este gran centro urbano fue abandonando la ciudad gradualmente, no queda claro si el conocimiento de la ubicación de los restos de esta urbe alguna vez se perdió. Algunos archivos de la ciudad de Guatemala contienen referencias a población que habitaba ahí durante el siglo XVIII, y el mismo John Lloyd Stephens, en el curso de sus viajes con Frederick Catherwood en 1839, consigna haber escuchado rumores sobre una antigua ciudad que continuaba habitada y cuyas torres blancas podían aún verse en mitad de la selva tropical. Como quiera que haya sido, Stephens y Catherwood no visitaron Tikal en el curso de su famoso viaje de 1839-40. La primera expedición formal en búsqueda de la antigua ciudad fue dirigida por Modesto Méndez y Ambrosio Tut. A pesar de que ésta se llevó a cabo en 1848, su informe no se publicó sino hasta 1853, en alemán, en un boletín de la Academia de Ciencias de Berlín. En 1877, el suizo Gustav Benoulli organizó una expedición a la ciudad, llevándose algunos de los dinteles de madera tallada que habían sobrevivido sobre los vanos de las puertas de los Templos I y IV. Estos dinteles se encuentran actualmente en el Museo Etnográfico de Basilea, Suiza. Los primeros trabajos arqueológicos serios en el sitio de Tikal los llevó a cabo el inglés Alfred P. Maudslay, quien visitó las ruinas en 1881 y en 1882 y cuyo soberbio trabajo de registro (que incluyó la tala completa de grandes áreas de selva, con el fin de liberar la vista de numerosas plazas y templos) se publicó a principios del siglo XX, como una sección especial dedicada a la arqueología, dentro del monumental compendio Biologia Centrali Americana. Poco tiempo después de la visitas de Maudslay, el austríaco Teobert Maler llevó a cabo sus propios trabajos en Tikal. Contratado por el Museo Peabody de la Universidad de Harvard, Maler vivió en Tikal por más de tres meses en el curso de dos expediciones que llevó a cabo a la antigua ciudad en 1895 y en 1904. Maler era un observador concienzudo y metódico. Su obra completa, sin embargo, no fue publicada por el Museo Peabody, pues el irascible Maler tuvo diferencias fuertes con la institución y no entregó varios aspectos de su trabajo, tales como el mapa que hizo de las antiguas ruinas. Al no tener la documentación completa, el Peabody tuvo que organizar otra expedición, ésta vez comandada por Alfred Tozzer. El informe final de este trabajo fue publicado en 1911, combinando parte del trabajo de Maler con el realizado por Tozzer. Posteriormente, Sylvanus Morley, uno de los mayistas más conocidos de la primera mitad del siglo XX, llevó a cabo investigaciones arqueológicas en el sitio en los años de 1914, 1921, 1922 y 1928. Su trabajo fue financiado por el Instituto Carnegie de Washington. Morley estaba particularmente interesado en las antiguas inscripciones, razón por la cual concentró sus esfuerzos en el registro de éstas, mismas que publicó en su importante publicación The Inscriptions of Peten (Las inscripciones del Petén). Entre 1956 y 1970, el primer proyecto de excavación a gran escala fue llevado a cabo por el Museo Universitario de la Universidad de Pennsylvania. Colaborando estrechamente con las autoridades guatemaltecas, este proyecto es, en gran medida, responsable de una buena parte de lo que el visitante actual puede ver. No sólo se limpió una buena parte de los edificios del centro del sitio sino que produjo, por primera vez, una imagen clara del crecimiento y desarrollo de todo el sitio. Estos trabajos a gran escala se complementaron con una publicación detallada de todos los resultados obtenidos, incluyendo dibujos de alta calidad de los monumentos, los cuales han permitido a los epigrafistas (expertos en escritura maya) reconstruir una buena parte de la historia perdida de la ciudad y sus gobernantes. A partir de 1979 y hasta el presente, el Proyecto Nacional Tikal, auspiciado por el gobierno de Guatemala, ha llevado a cabo investigaciones arqueológicas en estos magníficos vestigios. A este proyecto se deben, entre otras cosas, las excavaciones en el importante complejo temprano conocido como Mundo Perdido. |