La escalinata occidental de la Pirámide del Adivino es una de las más empinadas del mundo maya y llevan a las grandes fauces abiertas de un templo cuya fachada representa el rostro gigantesco de alguna deidad zoomórfica. A este templo se le conoce como el Templo IV de la Pirámide del Adivino. Este motivo del rostro gigantesco es más común en las regiones conocidas con los nombres de Chenes y Rio Bec, en el vecino estado de Campeche. Este templo probablemente coronó alguna vez la parte superior de la pirámide. No obstante y por algún motivo que se desconoce ahora, en lugar de sepultarlo cuando la pirámide se amplió, como era la costumbre, el templo siguió estando visible, aún cuando la pirámide creció muy por encima del templo mismo, coronándose luego, por encima y detrás del Templo IV que nos ocupa, con un templo del más puro estilo Puuc.